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3/11/11

Golfa

En las últimas semanas me han llamado golfa y guarra varias veces y el tema empieza a cansarme. A cansarme y a tocarme los ovarios.
Porque sí, soy la primera en autoproclamarse perra primera del reino y reírse del tema. También reconozco sin problemas que un "qué golfa eres" según el tono, la situación y quién lo diga no tiene porqué significar nada más que cualquier otra pullita entre amigos. Pero estoy convencida de que la intención no era bromear, de que a pesar de las risas que acompañaban a la frase, se trataba de un insulto. O al menos yo me sentí insultada. Y más que las palabras que se emplearon en ese momento, me ofendió la intención que las impulsó.

Nadie, y quiero decir JODIDAMENTE NADIE, tiene derecho a juzgarme y criticarme porque la forma en que decido vivir mi día a día y mis relaciones no le parecen las correctas. Es algo que nos afecta exclusivamente a mí y a las personas implicadas.
No lo lamento si al manifestar que mis relaciones se basan en lo que siento y creo, y no en lo que dicen Disney o esa basura que llamáis "normalidad" os ofendo. En realidad no entiendo cuál es el problema que encontráis en todo esto, pero tampoco me importa. 

Ahorraos los comentarios y las expresiones de asco. Ya que vais a hablar a mis espaldas, no me obliguéis a aguantar esta necesidad cada vez más irrefrenable de escupiros que me provocáis con vuestras miradas despectivas. Porque soy una jodida golfa que folla cómo, cuándo y con quien quiere, habla de poliamor y no se erige dueña de nadie por haber obtenido un par de palabras de amor. Y vosotros no podéis cambiarlo.


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