Hasta aquí bien. Recobro la estabilidad, respiro (o pienso que lo hago) y me vuelvo material. El mundo es sólido a mi alrededor porque así lo percibo. Soy de carne y hueso porque así me pienso, aunque también soy de pelo, mucosas y membranas. Soy lípidos, azúcares y vitaminas, ¿pero lo era antes de pensarlo? ¿Y antes de nombrarme así?
Un momento. Si soy porque de esta forma lo pienso y me considero (real, existente), ¿qué pasa con los sentimientos y emociones? No me nombro amor ni me sé miedo. Pero lo siento. Siento amor, lo nombro, existe. Ese sentimiento existe enlazado con otras personas, ¿entonces ellas realmente existen? Tú, aquellos, madre, amiga. ¿Mi pensamiento lxs convierte en reales? Y si así fuera, ¿si ellxs no sienten ese amor, este deja de existir?
Amor, miedo, inseguridad al fin y al cabo.
Si su pensar condiciona también la realidad, mi amor deja de existir, y sin embargo sigue ahí. Pero si ellxs existen a través de mi pensamiento, de mi yo y mi existencia, ¿cómo podrían existir y pensar de forma distinta a como yo lxs pienso? ¿Si lxs pienso con amor, cómo pueden no ser con amor? Quizás lo son pero no lo saben. Quizás no soy yo quien lo determina, puede que mi pensar no sea el origen y sólo soy porque alguien me piensa. ¿Y si nadie me pensase a partir de ahora, podría seguir existiendo al pensarme ya a mí misma o me difuminaría en la nada como ese amor que viene y va?
Quizás la existencia es otra cosa, algo ajeno a nuestro (¿mi?) pensamiento. Quizás existimos sin pensarlo y la realidad simplemente es. Quizás somos todxs locxs que vagan por la realidad dudando de sí mismxs, olvidando la cordura por el camino. ¿Pero qué es cordura, realidad, existencia? Sus límites se difuminan en matices innombrables del lenguaje. Si no los nombro no existen y por tanto, no hay límites, la existencia no tiene límites y no tiene sentido la no-existencia. Entonces, por fin, simplemente soy, por mucho que no sepa lo que soy.
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